Hospital de Emergencias Clemente ÁlvarezHospital de Emergencias Clemente Álvarez

Hace poco más de un año tuve una experiencia de unos días en un hospital de emergencias de mi ciudad. En ese momento pensé en escribir sobre eso pero la situación fue muy dura y no tenía ánimo para tanto. De todas formas la idea quedó en mi cabeza un tiempo largo. Cosas buenas y cosas malas que he visto.

Todo esto trata sobre todo  de lo que tiene y lo que debería tener un hospital de emergencia, y lo vivido.

Vi gente entrar desesperada por la puerta principal, gente con niños en brazos con desesperación infinita, con la mirada perdida en la gente buscando «Ayuda»; vi gente llorar con gritos desgarradores en una catarsis griega sin fin la perdida de un familiar, prorrumpiendo negativas insoslayables ante la muerte. Situaciones de vida y muerte. También vi gente alegrarse levemente entre sollozos. Mucha gente durmiendo, «acampando» dentro del hospital. Aún cuando los médicos dicen: «Váyase, si pasa algo los vamos a llamar», la gente igual se queda.

Al principio pensé con un razonamiento frío que esa gente estaba mal. Obviamente nada pueden hacer en esa situación más que esperar. Que hacían en el hospital?. Pensé que quizás era una suerte de autoflagelación por su familiar. Tal vez, y fui más crudo, era una especie de competencia para demostrar a quién le importaba más. En un comienzo no entendí la situación… y luego pasó el primer día, donde uno espera noticias buenas o malas, donde uno quiere saber que está pasando, quiere ver a su familiar y ahí todo se vuelve más claro. No querían esperar las 17hs (horario de visita), la gente quiere estar antes… porque, quién sabe!,  el doctor podría estar de ánimo más temprano.

HECA Rosario por dentro
HECA Rosario por dentro

Luego recordé porque odiaba tanto estar ahí. Recuerdos de mi papá enfermo, de mi mamá yendo al hospital, de ver a mi viejo en cama todo flaco. Un hospital es un lugar duro, un hospital de emergencias es mucho más duro y más incierto.

En este hospital el espacio para los familiares que esperan es generoso. Eso es algo bueno. Los asientos están juntos en bloques de cuatro y cinco y no están fijos al inmueble. Si bien no hay reglas escritas en ningún lado la gente puede moverlos y acomodarlos según necesite. De noche, mucha gente duerme en esos lugares esperando milagros, rogando al cielo una noticia alentadora. La gente del bar es muy amable, todo está muy iluminado. La seguridad del hospital es muy respetuosa con los familiares. Los horarios de visita son claros y se respetan. Detalles que funcionan bien en un hospital.

Cosas que no me gustaron. No hay una entrada de emergencia propiamente dicha para particulares. Una puerta dónde haya paramédicos o gente que haga los primeros auxilios en caso de emergencia. Si la hay no la pude encontrar. La gente entraba por la puerta principal gritando, nadie allí. No vi dispensers con agua en la sala de espera, detalle no menor. La gente abría compartimientos técnicos buscando enchufes donde cargar sus teléfonos. En las terminales se acostumbra poner islas con diferentes tomas para solucionar esta deficiencia. En el caso de que un familiar falleciera no hay un sitio de informes donde se avise el procedimiento a seguir o una pizarra informando que formularios llenar o con quién hablar. Tampoco los pasos a seguir de quién disponga una obra social y necesite o quiera trasladarlo a una unidad especializada.

Son detalles subjetivos quizás. Son observaciones mías. De por si muy agradecido a que la ciudad siga invirtiendo en tecnología hospitalaria y se siga mejorando en esta área, no quiero dejar de lado las cosas que pude observar pero no por eso dejar la crítica constructiva(porque es eso, crítica constructiva). Los invito a compartir su visión, no quiero quedarme solo con mi idea.

Por Jeremías Palazzesi

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